Historia de la fiesta A mediados del siglo XIX la mayor parte de las fincas rústicas de Guipúzcoa eran cultivadas por arrendatarios que pagaban sus rentas el día de Santo Tomás. El propietario vivía en San Sebastián. Así, el día de Santo Tomás los caseros se desplazaban a la ciudad con el dinero de las rentas y un par de capones y los propietarios, en agradecimiento, les regalaban bacalao y chocolate. Los caseros aprovechaban su venida a la capital para aprovisionarse de artículos que no existían en los pueblos y para vender los mejores productos del caserío. Así, se hizo necesaria la celebración de una feria, surgiendo la de “Santo Tomás", en la Plaza de la Constitución Donostiarra. Cuando los municipios guipuzcoanos mejoraron su transporte, la Feria dejó de ser una necesidad. Pero el baserritarra siguió fiel a la costumbre de acudir el día de Santo Tomás a San Sebastián. Y la Feria se mantiene. Ya desde los inicios, era típico comer chorizo frito con pan y los protagonistas de esta fiesta eran los niños, a quienes se les hacían ruidosos regalos. Sin embargo, esta tradición ha desaparecido con los años, pero se incorporaron novedades que persisten hasta ahora como son el vestirse de “Casero” , imitando los trajes que en su origen se veían en la plaza, y la colocación de puestos de txistorra en la plaza de la constitución por parte de estudiantes para pagarse el viaje de fin de estudios. Cuando la plaza se fue quedando pequeña, se fueron multiplicando los espacios festivos. (Donostiakultura)